“El patio es en realidad, un jardín de inspiración romántica. Una escalera de piedra presagia un camino escondido.
El tapiz de follaje verde de cipreses, boj y musgo, está salpicado por los vibrantes colores de las discretas plantas que florecen en magenta, rosa y matices lilas”.
Así explica Stefano Baccari el jardín que ha proyectado para Massimo Dutti en Serrano 48. La mayor tienda en España de esta firma, apuesta ahora por la naturaleza como parte de su escenografía. Este jardín de corte romántico -propio de la Inglaterra del XIX-, es hilo conductor entre plantas, acompañándonos a la hora de ascender o descender de cada una de ellas. El jardín exterior se complementa con un cuidado interiorismo basado en lo cálido. Las alfombras, la madera, los objetos comunes, construyen un ambiente donde la naturaleza muerta, a modo de pequeños jardines estacionales, es la verdadera protagonista del espacio. El uso de árboles secos perfectamente decorados revitalizan el interior y nos recuerdan que desde hace un tiempo lo verde está de moda.
No lejos de ahí en Serrano 23, Zara ha inaugurado una espectacular tienda que espera ser modelo para los nuevos locales del grupo. El resultado no deja indiferente. El proyecto desnuda un edificio histórico para luego llenarlo de contenido. Es una propuesta radicalmente distinta a la de Massimo Dutti pero con algo en común, y es que nada más entrar nos recibe un árbol, en este caso natural. Este se vuelve extraño entre una decoración tan mecanicista pero cumple su función, es hito y reclamo. La naturaleza es también polo atrayente.
En 2013 tuve el privilegio de participar en el paisajismo de Gioseppo. Empresa alicantina que entendió hace años que lo vegetal aportaba valor añadido a su producto. La distinción llegó al punto de buscar orquídeas con un RAL similar al de la propia firma. Se pretendía entonces que lo verde fuese parte indiscutible de su imagen de marca.
En estos meses en Madrid no son pocos los negocios que he encontrado, donde se ha apostado por introducir el paisaje. No como un simple attrezzo, sino buscando su mayor protagonismo, convirtiéndose en parte imprescindible de lo que ahí sucede.
Un ejemplo de ello es el restaurante Lateral en Castellana 42. Aquí se tamiza la privacidad entre comensales mediante el uso de kentias (howea forsteriana). Los viejos biombos ahora son naturales, se mecen con el viento, transpiran y confieren a cada mesa la privacidad justa para sentirse solo y acompañado a la vez.
Algo parecido ocurre en otro restaurante del grupo, Lateral Castellana 89. Esta vez, el uso del Bambú amarillo (Phyllostachys aurea), crea un nuevo paisaje, fresco y vital. Es un restaurante con movimiento, sobretodo de trabajadores de la zona de negocios en la que se ubica y que posiblemente necesitan despejarse en este restaurante diáfano; pensado para desconectar. El paisaje de nuevo, deja de ser anécdota para ser parte imprescindible en la configuración del espacio.
Ya sabéis, lugares altamente recomendables para visitar si tenéis una tarde libre por Madrid. A la que además el otoño le sienta fenomenal.
